lunes, 23 de enero de 2017

23 NOTAS SOBRE EL 23 DE ENERO

JESÚS "CHÚO" TORREALBA


1.- El 23 de Enero los venezolanos conmemoramos el aniversario del derrocamiento de la penúltima dictadura que sufrió nuestro país.

2.- Si bien la dictadura del 48 al 58 sale bien parada al ser comparada con el período histórico 1999-2017, sin embargo no resiste la comparación con los primeros 20 años del experimento democrático 1958-1998.

3.-En efecto, durante la primera mitad de esas cuatro décadas de democracia, la expansión con calidad de la matrícula educativa y en particular de la matrícula universitaria, la expansión de la cobertura y fortalecimiento de la calidad de la salud pública y el impulso al aparato productivo nacional bajo la política de sustitución de importaciones (todo ello soportado y financiado por una política petrolera nacionalista que entre sus logros tiene la creación de la OPEP) le dio a Venezuela el perfil de país moderno y progresista que se transformó en imán para ciudadanos de todo el mundo.

4,.-Los siguientes 20 años de democracia no tuvieron, sin embargo, la misma fortuna: La bonanza de los precios petroleros de 1973 (el precio del barril subió de 4 a 12 dólares americanos) intoxicó al Estado y a la sociedad venezolana con la falsa creencia de que vivir eternamente de la renta petrolera era posible y deseable.

5.-Esa abundancia no sólo afectó la cultura del trabajo, sino también los resortes éticos de la sociedad. Diez años después, el 18 de febrero de 1983, llegaría el Viernes Negro a despertarnos de esa falsa ilusión.

6.-Pero aunque el estremecimiento del Viernes Negro fue brusco, el despertar no fue repentino. Moroso, el país se resistía a abandonar los delirios de grandeza: Tras las dificultades vividas durante los gobiernos de Herrera y Lusinchi, una Venezuela nostálgica de la bonanza elige en 1988 a Carlos Andrés Pérez para un segundo mandato.

7.-Pero Pérez jamás aclaró que su plan real no era repetir el dispendio dadivoso de su primer gobierno, sino precisamente lo contrario: disciplinar el gasto, reducir el proteccionismo, promover la competitividad.

8.-Pretender esos cambios sobreestimando la fuerza de su prestigio político y la racionalidad técnica de su gabinete, no esforzarse en construir los consensos necesarios ni en la sociedad, ni en la clase política y ni siquiera en su propio partido, tuvo muy alto precio para CAP II y para todo el país.

9.-El descontento se hizo fecha histórica, y el 27 de febrero de 1989 el país presenció y sangró en “El Caracazo”.

10.-El “Gran Viraje” que pretendió CAP naufragó en el descontento social que a su vez abrió las puertas a los viejos rencores políticos que, disfrazados de “notables”, impulsaron la inestabilidad y le hicieron la cama al golpismo.

11.-Nuevamente en febrero, esta vez en 1992, una oscura conjura estrelló contra las puertas del Palacio Blanco un tanque de guerra, mientras comandos armados ametrallaban la vieja Casona donde se albergaban la esposa y las hijas del Presidente de la República. “Quijotada” llamaría, años después, a esa madrugada de traición y sangre su principal beneficiario.

12.-Las élites de aquel tiempo, tan ciegas como las de la ahora, no vieron las evidentes señales que planteaban el conocido dilema: “Cambio o caos”.

13.-Tras el Viernes Negro en febrero de 1983, tras el Caracazo en febrero de 1989 y la intentona de Golpe de Estado en febrero de 1992, las élites no supieron, no pudieron o no quisieron hacer los cambios que hubieran salvado a la democracia.

14.-…Y así fue como el golpista fracasado de 1992 se transformó en presidente electo en 1998. El dilema “cambio o caos” se zanjó por el caos.

15.-La misma clase media que había votado “para castigar a AD y Copei” se horrorizó con el proyecto educativo con el cual Chávez pretendía adoctrinar a sus hijos. “Con mis hijos no te metas” fue la consigna con que esa clase media inició su incursión en política, que ha resultado más larga y exigente de lo que muchos suponían por allá, a principios de los años 2000.

16.-De la ingenuidad del 2000 a los sucesos terribles del 2002, del Revocatorio en el 2004 a la suicida abstención del 2005, muchos fueron los errores cometidos hasta que, por fin, en el 2006 la lucha del pueblo venezolano por la libertad dejo los atajos de la desesperación y retomó la senda electoral.

17.-En 2007 ganamos el Referendo Constitucional; en 2008 ganamos las más importantes alcaldías y gobernaciones; en 2010 el no-chavismo ganó el voto popular en las parlamentarias; en 2012 subimos 30% la votación en las presidenciales frente a Chávez; en 2013 prácticamente empatamos 50-50, si no ganamos, frente a Maduro; en 2015 arrasamos con las dos terceras partes de la AN en las Parlamentarias.

18.-Tras todos estos logros del tantas veces despreciado “gradualismo”, llegamos al 23 de Enero de 2017, luego de pasar todo el 2016 sufriendo los efectos de una recaída en el inmediatismo, en la que algunos ofrecieron resultados “en seis meses”, promoviendo la activación de mecanismos que suponían “convocar elecciones en 30 días”. Alguien incluso llegó a decir “si no salimos de esto en 2016, en 2017 no cuenten conmigo”. Se suponía que eso era “radical”.

19.-Pero lo verdaderamente radical es el hambre del pueblo, la inseguridad atroz que asesina a un venezolano cada 18 minutos, el dolor que traspasa a los niños que mueren por falta de medicinas, la rabia que inunda a los ciudadanos que comen en los basureros.

20.-Frente a ese drama ya el Gobierno definió su política: la confrontación absurda, el “Comando AntiGolpe”, El Assaimi Vicepresidente…

21.-La política de los demócratas no es hacerle el juego a la violencia politiquera del gobierno, sino asumir “LA CALLE” ¡La calle de verdad! ¡La que lloró a sus mineros en Tumeremo! ¡La que hizo correr al déspota en Villa Rosa! ¡La que en diciembre explotó en El Callao y Ciudad Bolívar, en Guasdualito y Valera! ¡La que denunció la OLP en Barlovento! ¡La que protestó en Cariaco! ¡La que por millones aplaudió a Monseñor López Acosta ante la Divina Pastora!

22.-Esa calle con pueblo es la CALLE SOCIAL que –con dirección unitaria- puede conquistar la RUTA ELECTORAL para lograr un GOBIERNO DE UNIDAD NACIONAL capaz de hacer realidad un consensuado PROYECTO PAÍS.

23.-Ese es, en 2017, el llamado “Espíritu del 23 de Enero”: Ni la mascarada militarista que utiliza a los mártires del pasado para tapar la corrupción del presente, ni el falso radicalismo que solo encubre la impaciencia de las agendas particulares. El “Espíritu del 23 de Enero” es la unidad del pueblo, la UNIDAD DE PUEBLO CON PUEBLO, exigiendo hoy en la calle lo que mañana lograremos con los votos: ¡Nuestro derecho a vivir en libertad! ¡Palante!




Reproducido de http://www.unidadvenezuela.org/2017/01/23-notas-23-enero-jesus-chuo-torrealba/

lunes, 9 de enero de 2017

MÚSICA Y POLÍTICA


EDUARDO CASANOVA

Me había hecho el propósito de no tratar el tema que hoy trato, pero leí un artículo de Fernando Mires, muy bien escrito y documentado, como todos los que de él he leído, pero extrañamente muy mal orientado, cosa que no es frecuente en él. Quizá sea porque es un tema que en realidad no domina, pero el hecho es que, como he notado que ocurre con casi todos los que hablan o escriben del asunto, Mires se equivoca radicalmente al creer que las críticas a Gustavo Dudamel se basan en su ideología o en su entrega al desgobierno de Chávez y Maduro. Parte de mi reluctancia a tratar el tema se basa en que tengo parte de la responsabilidad de lo que ocurre con Dudamel y con el llamado Sistema, que abarca las orquestas infantiles y juveniles de Venezuela. 
Conocí a José Antonio Abreu en 1958, cuando ambos éramos estudiantes en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), que funcionaba entonces en la cuadra comprendida entre las esquinas de Mijares y Jesuitas, en pleno centro de Caracas. Nos acercó la música, que en mí era una pasión y en él un oficio. 
Años después (1974), cuando yo actuaba como Director Civil y Político de la Gobernación de Caracas, oficina que manejaba todo lo relativo a la cultura en la capital de Venezuela, se me acercó Luis Morales Bance, hermano menor de un condiscípulo y buen amigo de mi infancia y adolescencia, José Enrique Morales Bance, a proponerme una idea que me pareció interesante: la creación de una Orquesta de Cámara de Caracas. Con él estaban José Antonio Abreu, Frank Di Polo y otros jóvenes músicos. Diego Arria, que era Gobernador y por lo tanto mi superior jerárquico, se opuso con decisión al proyecto y lo estranguló antes de nacer. 
Pero yo seguí en contacto con el grupo de músicos, y apoyé con entusiasmo el proyecto que entonces nació de crear una Orquesta Juvenil o Infantil. En Dinamarca, una de mis secretarias locales cuando fui primer secretario de la embajada de Venezuela y jefe de la sección consular (principios de 1968 a finales de 1970) era violinista de la orquesta juvenil, de modo que pude ver su funcionamiento de cerca, y como buen melómano, ex alumno de Antonio Lauro y de Emil Friedman, era algo que me interesaba mucho. Logré “bypassear” la negativa de Diego, y basado en que yo administraba fondos del Centro Simón Bolívar destinados a la cultura, le entregué a Abreu 100.000 (cien mil) bolívares de la época, que hoy serían unos 60.000.000 (sesenta millones) de bolívares fuertes por lo menos, y con “Pepino” Delfino, que era Director de Transporte de la Gobernación, le conseguí dos buenos autobuses para el traslado de estudiantes de las escuelas de música de Barquisimeto y Maracay de esas ciudades hacia Caracas y de regreso a ellas. Y así nació el proyecto que después se convertiría en el Sistema
No podía imaginar que Abreu, con un tesón y una habilidad admirables, lograría que miles de millones de bolívares se destinaran a hacer crecer ese proyecto hasta volverlo monstruoso, y mucho menos que en el Sistema imperarían serios elementos de corrupción que en nada lo honran. Abreu, a veces humillándose y a base de adulación, consiguió que varios despachos y gobernaciones le dieran cantidades impresionantes de dinero, que en muchos casos no fueron usados correctamente y sirvieron para darle la razón a Manuel Vicente Romero García en aquello de que “Venezuela es el país de las nulidades engreídas y las reputaciones consagradas”. 
Uno de los peores errores de Carlos Andrés Pérez fue nombrar ministro de cultura y presidente del CONAC a Abreu, que con la misma decisión que había empleado para construir su Sistema se dedicó a destruir todo lo que le hiciera sombra o competencia, con lo que Venezuela perdió muchísimo en materia musical. Entre otras destruyó a Solistas de Venezuela, agrupación en la que con Olaf Ilzins y Luis Morales Bance fui Director por casi treinta años. Lamentablemente, el segundo gobierno de Caldera no tuvo ni el tiempo ni el poder para neutralizar la obra destructiva de Abreu, y luego el país cayó en manos de Chávez, que más bien la reforzó. Abreu se dedicó a adular servilmente a Chávez y a sus adláteres y así consolidó su poder omnímodo. Y una de las demostraciones de ese poder fue la imposición del joven Gustavo Dudamel como director hasta de fama mundial. 
Dudamel no es mal director, pero está muy lejos de ser un director excelso como muchos creen que es. Y ese es el verdadero núcleo del problema. El mayor mérito de Dudamel consiste en mezclar salsa y ritmos latinos con música académica, lo que es una forma demagógica y populista de ganar adeptos. Alguna vez vi y oí una versión del Don Giovanni de Mozart en la televisión (en Film & Arts), sin saber quién dirigía la orquesta, y me pareció tan mala, tan sombría, tan antimozartiana, que lo comenté en voz alta. Y cuando las cámaras enfocaron al director me di cuenta de que era Dudamel. Era evidente que no había captado la esencia de la obra y la destrozaba sin piedad. Es algo que he conversado con verdaderos músicos en Venezuela, en USA, en Alemania, y todos coinciden en lo que afirmo: no es un mal director, sino uno de buen nivel, pero muy lejos de lo que Abreu ha sembrado como opinión bien aceitada con petrodólares. Es lógico que personas de buena fe pero de poca escuela se dejen engañar. Y es lógico que personas con buena fe y buena escuela no se dejen engañar. Pero a estos últimos se les hace peligroso decir lo que piensan, porque se estrellan contra un muro de reputaciones consagradas por nulidades engreídas. 
Lo que no es lógico es que la no aceptación de Dudamel se base en lo político. La política no tiene nada que ver con el talento. Wagner, Furtwängler y Karajan fueron deleznables en materia política, pero grandes en lo musical. Céline, Sartre y Neruda fueron muy censurables en lo político pero de altísimo nivel en lo literario. Abreu y Dudamel tienen derecho a ser chavistas y enchufados, allá ellos y sus conciencias pero eso no hace que sean peores músicos. Lo que sí hay que tener en cuenta es que Dudamel no tiene el nivel que Abreu, los chavistas y muchos inocentes sostienen que tiene. Igual el Sistema, que yo en mala hora ayudé a crear: no tiene el nivel que casi todo el mundo cree que tiene. Como dijo una vez Ibsen Martínez, los muchachos desafinan. Ha generado un mundo de corrupción que no justifica lo que se ha invertido en él. De él por lo general no salen buenos músicos, sino músicos mediocres. Cuando pase la pesadilla debe revisarse a fondo, no pensando en lo político, sino en lo musical y en lo social. Porque no era una mala idea, sino que cayó en malas manos.