viernes, 9 de octubre de 2015

UNA SERIA ADVERTENCIA.

                                                           JOSÉ ORELLANA TORREALBA. (*)
                                             






¿Una nueva clase social? ¿Un nuevo poder? ¿Una nueva, poderosa y peligrosa visión del mundo? 





Desde los recintos de una cárcel de “máxima seguridad” del inmenso SÃO  PAULO, al Sur del Brasil, un poderoso “Capo” de la droga que esparce su mandato y sus órdenes a miles de correligionarios en otras cárceles o que se mantienen en la calle, y que es obedecido ciegamente por ellos, confió una entrevista a la Red O’ GLOBO  DE BRASIL que recibí por Internet. De sus respuestas uno se siente atrapado por la convicción de que éste, sus iguales y los que le siguen, desde hace algún tiempo, vienen amalgamando una  distinta visión de su destino en este planeta y proclaman a los cuatro vientos que jamás serán vencidos, porque sienten que los que nos atrevemos a combatirles, incluidos los Estados, los Gobiernos, y los Órganos represivos, ya no cuentan con argumentos morales, éticos, ni con métodos eficientes para meterlos en redil, que no sea arrojarlos a las dependencias penitenciarias, liquidarlos bajo el eufemismo de “enfrentarse a las autoridades”, o llegar al pacto soterrado, para asegurarse un efímero éxito que justifique el dinero invertido en mantener esos costosos equipos policiales. 
Las arremetidas del policialmente llamado “Crimen Organizado” se ha hecho sentir en distintos  países y ya puede decirse que se ha llegado al desarrollo  de Estados Criminales donde la asociación de mafias políticas, y gubernamentales firmemente vinculados a  sectores sociales poderosos, dictan leyes, resoluciones, edictos, basándose en una asociación visible con círculos policiales y militares, igualmente corruptos, que desde sus oficinas y cuarteles se erigen en los “salvadores del pueblo”; y ese mismo “pueblo” les compensa con sus votos para que se mantengan por largos períodos en el poder, siempre que les lancen mendrugos de pan, les tomen en cuenta y les halaguen fuertemente en épocas pre y postelectorales.
El capo mencionado, apodado Marcola,  es quien con mayor descaro, cinismo y obvia capacidad intelectual, ha confeccionado una doctrina que bien puede salir a la calle a competir con otras doctrinas sociales, políticas o religiosas..  Me permito invitarlos a leerlo, porque, repito, aterra:   
Entrevista del medio televisivo O Globo, de Brasil, al Capo “Marcola”:
Marcos Camacho, más conocido por el sobrenombre de Marcola, es el máximo dirigente de una organización criminal de Sao Paulo (Brasil) denominada Primer Comando de la Capital (PCC).
Las respuestas de Marcola nos aproximan a lo que puede ser el futuro de la delincuencia común en América Latina y otras partes de la tierra.

O Globo: ¿Usted es del PRIMER COMANDO DE LA CAPITAL (PCC)?
Marcola: Más que eso, yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible. Ustedes nunca me miraron durante décadas y antiguamente era fácil resolver el problema de la miseria. El diagnóstico era obvio: migración rural, desnivel de renta, pocas villas miseria, discretas periferias; la solución nunca aparecía… ¿Qué hicieron? Nada. ¿El Gobierno Federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros? Nosotros sólo éramos noticia en los derrumbes de las villas en las montañas o en la música romántica sobre "la belleza de esas montañas al amanecer", esas cosas…
Ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social.

O Globo: Pero la solución sería…
Marcola: ¿Solución? No hay solución, hermano. La propia idea de "solución" ya es un error.  ¿Ya vio el tamaño de las 560 villas miseria de Río? ¿Ya anduvo en helicóptero por sobre la periferia de San Pablo? ¿Solución, cómo? Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general y todo tendría que ser bajo la batuta casi de una "tiranía esclarecida" que saltase por sobre la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del Legislativo cómplice. Y del Judicial que impide puniciones. Tendría que haber una reforma radical del proceso penal de país, tendría que haber comunicaciones e inteligencia entre policías municipales, provinciales y federales (nosotros hacemos hasta "conference calls" entre presidiarios…)
Y todo eso costaría billones de dólares e implicaría una mudanza psicosocial profunda en la estructura política del país. O sea: es imposible. No hay solución.

O Globo: ¿Usted no tiene miedo de morir?
Marcola: Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes allí afuera. Nosotros somos hombres-bombas. En las villas miseria hay cien mil hombres-bombas. Estamos en el centro de lo insoluble mismo. Ustedes en el bien y el mal y, en medio, la frontera de la muerte, la única frontera. Ya somos una nueva "especie", ya somos otros bichos, diferentes a ustedes.
La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, por un ataque al corazón. La muerte para nosotros es la comida diaria, tirados en una fosa común.
¿Ustedes intelectuales no hablan de lucha de clases, de ser marginal, ser héroe? Entonces ¡llegamos nosotros! ¡Ja, ja, ja…! Yo leo mucho; leí 3.000 libros y leo a Dante, pero mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país.
No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí  afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje. Es eso. Es otra lengua.
Está delante de una especie de post miseria.
La post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes.

O Globo: ¿Qué cambió en las periferias?
Marcola: Mangos. Nosotros ahora tenemos. ¿Usted cree que quien tiene 40 millones de dólares como Beira Mar no manda? Con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un escritorio… Cuál es la policía que va a quemar esa mina de oro, ¿entiende? Nosotros somos una empresa moderna, rica. Si el funcionario vacila, es despedido y "colocado en el microondas".  Ustedes son el estado quebrado, dominado por incompetentes.
Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos, burocráticos. Nosotros luchamos en terreno propio. Ustedes, en tierra extraña. Nosotros no tememos a la muerte. Ustedes mueren de miedo. Nosotros estamos bien armados. Ustedes tienen calibre 38. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa. Ustedes tienen la manía del humanismo. Nosotros somos crueles, sin piedad. Ustedes nos transformaron en "super stars" del crimen.  Nosotros los tenemos de payasos. Nosotros somos ayudados por la población de las villas miseria, por miedo o por amor. Ustedes son odiados. Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos "globales". Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestros "clientes". Ustedes nos olvidan cuando pasa el susto de la violencia que provocamos.


O Globo: ¿Pero, qué debemos hacer?
Marcola: Les voy a dar una idea, aunque sea en contra de mí. ¡Agarren a "los barones del polvo" (cocaína)! Hay diputados, senadores, empresarios, hay ex presidentes en el medio de la cocaína y de las armas. ¿Pero, quién va a hacer eso? ¿El ejército? ¿Con qué plata?
No tienen dinero ni para comida de los reclutas. Estoy leyendo "Sobre la guerra", de Clausewitz. No hay perspectiva de éxito. Nosotros somos hormigas devoradoras, escondidas en los rincones. Tenemos hasta misiles anti-tanque. Si embroman, van a salir unos Stinger. Para acabar con nosotros… solamente con una bomba atómica en las villas miseria. ¿Ya pensó? ¿Ipanema radiactiva?
 Pero hay solución
Entiéndame, hermano, no hay solución. ¿Saben por qué? Porque ustedes son O Globo: Pero… ¿No habrá una solución?
Marcola: Ustedes sólo pueden llegar a algún éxito si desisten de defender la "normalidad". No hay más normalidad alguna. Ustedes precisan hacer una autocrítica de su propia incompetencia. Pero a ser franco, en serio, en la moral. Estamos todos en el centro de lo insoluble. Sólo que nosotros vivimos de él y ustedes no tienen salida. Sólo la mierda. Y nosotros ya trabajamos dentro pero no entienden ni la extensión del problema. Como escribió el divino Dante: " Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno"  

He aquí, sintetizada en pocas palabras, la razón, los argumentos, la teoría y la práctica de una nueva doctrina que nosotros, los venezolanos, también hemos forjado y hay un apóstol que bajó a ese mundo, lo analizó. Lo expuso en libros, revistas, conferencias y donde quiera que aparezca como invitado, sigue diciéndonos cada quince días en el Diario El Nacional cómo se va moldeando este tipo de seres. Me refiero al presbítero Alejandro Moreno, S.D.B.

En su último libro Salimos a matar, el padre Moreno, nos revela la manera como nuestra sociedad va clonando a los nuevos Marcolas, hasta integrar toda una legión que  mantienen  las calles de las urbanizaciones cerradas como cárceles, con el poder, que ni siquiera logra el Gobierno, para mantenernos con miedo a salir, con una preocupación colectiva cuando el ser querido no ha regresado a la casa. Incluso surge la sospecha de que ciertos grupos políticos se aprovechan de esa realidad para apoyarse y lograr una masa apática, recelosa, cobarde, en espera del látigo que se le muestra cada semana.
Destaco estas notas porque corresponde a los psiquiatras y a otros profesionales que se ocupan del bienestar humano, salir de sus consultorios, de sus oficinas, de sus escuelas, e integrarse, como el padre Moreno, y otros ciudadanos activos, a llenarse de barro, estudiando la complejidad de esta dinámica psicosocial y las características de la nueva clase social, contribuyendo así, a alcanzar formas de cambiar, en algo, una realidad tan atroz.

Las palabras transcritas no remedan una literatura, una obra de teatro. Es la mera realidad de lo que vivimos aquí en esta Venezuela y en muchos otros países con sistemas distintos de gobierno. En las mismas entrañas del capitalismo o de la social democracia. El Ogro engorda y nos puede devorar a todos, si es que ya no lo ha hecho.



(*) Doctor en Ciencias Médicas. Profesor Titular (jubilado) de la UCV. 

Este artículo salió publicado como editorial, en la revista Archivos Venezolanos De Psiquiatría y Neurología, órgano científico y divulgativo de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría Vol. 57/ No. 116, semestre enero-junio de 2011. Lo reproducimos con la autorización del autor.