POR LA CONCIENCIA - OPINIÓN - 03 MAR 2016, 9:59 A.M.
Mientras la ministra de Salud anuncia en cadena nacional la “formación” de 90
telefonistas para que informen donde no hay los medicamentos esenciales y como ñapa, la
misma funcionaria, cuya característica más relevante es poseer el peor curriculum de ministro de
sanidad alguno desde la creación del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, aparte de cometer
la imbecilidad de decir que la escasez de medicamentos es por un consumo “irracional”… bueno
mientras esa cosa que puso el delincuente de la república pide llamar y preguntar,
Yo, Fabio Fuenmayor, médico de Cuidados Paliativos del moribundo Instituto de Oncología y de Hematología, les pido a mis pacientes que ni siquiera pregunten por mi consulta y he decidido tomarme las 9 semanas de vacaciones vencidas del año pasado y las 11 de este año debido a que no tengo nada que recetarles para el dolor oncológico que constituye más del 90% de los motivos de mi consulta.
Hoy he sido informado que BADAN, prácticamente la única institución que expende
analgésicos de manera masiva para los tratamientos que yo prescribo, está en la lona. Me imagino
que empezarán a ocupar los anaqueles de sus centros de atención al público con estatuillas de
José Gregorio y otras imágenes fabricadas diestramente en china, las cuales costarán una fortuna
a más de un millar de bolívares por dólar, a menos que a un bolichico le entreguen divisas a 10 y
las revenda a 200 para importar: imágenes santorales de primera necesidad. A esos desgraciados
enchufados, les sugiero que importen Biblias y ediciones de El Corán, porque no solo a los
católicos y a los santeros les da cáncer.
No gozo del cinismo de Héctor Rodríguez, ni de la desvergüenza de Pedro Carreño y
mucho menos del espíritu demoníaco de Diosdado Cabello, para decirle a mis pacientes,
mirándolos a los ojos, que no solamente se van a morir de cáncer, sino que además lo harán en
medio del sufrimiento de terribles dolores, que si bien en condiciones normales son difíciles de
tratar, hoy en día por culpa del delincuente de la república, nicolás maduro, ni siquiera van a
poder ser tratados.
Es muy difícil compartir día a día el deterioro, el sufrimiento y las complicaciones clínicas
de un enfermo crónico; pero eso lo escogí yo, para eso llevo más de 30 años formándome y lo sigo
haciendo. Lo que resulta inaceptable es presenciar ese mismo deterioro con las manos amarradas
por un gobierno que les quitó a los enfermos desde la aspirina y los pañales hasta la morfina y las
bombas de infusión. Cuando el delincuente trastabilliario de Chávez, llegó al poder, una ampolla
de morfina costaba BsF: 0,0005, hoy: no existe, y si le decían a uno que algún día no tendría papel
de baño se respondía “¡No vale! Yo no creo”.
Esta situación, no es una crisis de reciente aparición, no fue que el barco que traía los
analgésicos naufragó por la emboscada de un huracán llamado Guerra Económica, no nos
caigamos a cuentos. Esto se viene labrando de manera sistemática y programada desde que nos
dejamos asaltar por el Socialismo del Siglo XXI y los cantos de sirena del intergaláctico. Yo estudié
para manejar 8 tipos de analgésicos opioides en más de 30 presentaciones, más de 20 analgésicos
no opioides en más de 60 presentaciones, 6 antiinflamatorios esteroideos en más de 15
presentaciones, más de 12 coadyuvantes de los analgésicos en múltiples presentaciones, todos
ellos solamente para tratar uno solo de los síntomas de cuidados paliativos, EL DOLOR. Poco a
poco, toda esa farmacopea fue desapareciendo del alcance de mis pacientes. Mis colegas y yo
fuimos reduciendo la oferta de alternativas, empezamos a exigirles a los familiares cada vez más
esfuerzo para conseguir el tratamiento adecuado, debimos hacernos los locos con el costo
económico de nuestras prescripciones; y hasta nos hicimos creativos cambiando las
presentaciones que se disponían con la ayuda de los farmaceúticos (en especial soy muy conocido
por los amigos de Fórmulas Magistrales de la Facultad de Farmacia de la UCV), hasta violentamos
las normas haciendo uso de medicamentos ya vencidos.
Pero todo se acabó. Ya no hay nada que enviar a Fórmulas Magistrales, ya no quedan
blíster vencidos en las gavetas y ya es un crimen y una desvergüenza poner a los familiares a
literalmente, recorrer el país en busca de las sobras que se hallan colocado a buen resguardo para
no ser consumidas por el dolor de una enfermedad a la cual tampoco se le da cura.
La única esperanza que queda es que en medio de esta mortandad, en donde la mala
muerte de cada venezolano está la muerte de un pedazo del país, llegue el ímpetu y la conciencia
de la realidad de que es necesario no solamente salir de estas lacras que son Nicolás y sus
compinches, sino de entender que quienes siguieron a la maldición que representó Chávez fueron
los culpables y que ellos mismos están llamados a hacer renacer de sus cenizas esta nación
mientras de manera individual cada uno muere con un pedazo de país.
Charallave, 25 de febrero de 2016
Dr. Fabio Fuenmayor Valladares
Médico Especialista en Cuidados Paliativos
Encargado de la Consulta de Cuidados Paliativos del Instituto de Oncología y Hematólogía
Esto es lo que se llama "el llanto de un médico venezolano" ante a desidia y el goce de la muerte de los otros, de nuestros gobernantes.
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