Para conocer el impacto de la transformación del séptimo arte analógico
en digital en la distribución y exhibición de la filmografía cuya producción no
está ligada a una gran compañía o estudio, entrevistamos a Bernardo Rotundo,
presidente del Circuito Gran Cine, quien por más de dos décadas se ha dedicado
a taladrarle espacios de exhibición al celuloide de interés artístico y
cultural dentro del acorazado mundo de penetración hollywoodense
Carol Carrero Marrero(*)
Hoy es técnicamente posible producir una película con calidad cine,
transmitirla por cable o satélite y proyectarla en la pantalla de una sala,
todo ello en digital. Durante un tiempo, hasta que las salas dispongan de
proyección digital, será preciso hacer un transfer a negativo
fotográfico de 35 mm para su exhibición en salas comerciales. La reconversión
tecnológica de los formatos analógicos a los nuevos formatos del cine digital
es un tema de debate en todas las organizaciones públicas y privadas dedicadas
al cine en el planeta. Según Bernardo Rotundo, Venezuela solo ha
digitalizado 20 % de sus recintos cinematográficos, el cual corresponde a las
salas que presentan las películas en 3D de los grandes estudios hollywoodenses.
Nos comenta que en nuestra región se produce casi la mitad del número de
películas que se hacen en Estados Unidos, pero su visualización en nuestras
pantallas es casi inexistente. En Venezuela no se pueden exhibir ampliamente
las películas argentinas, brasileñas o mexicanas porque las pantallas locales
no muestran el cine latinoamericano. Gran Cine forma parte de Europa Cinemas.
– Cuando viajamos al viejo continente para asistir a festivales le dicen
a uno: ‘ustedes tienen que viajar a Francia para poder conocer su cine
latinoamericano’. Los europeos dicen que el cine que actualmente tiene una
mayor propuesta artística y que está renovando el lenguaje de la cinematografía
mundial es el cine latinoamericano. De ello dan fe los directores de los
festivales, categoría A, de Venecia y San Sebastián. Los promotores de la
difusión cultural cinematográfica en Venezuela, desde hace décadas, hemos
venido planteando la necesidad de encontrar un equilibrio en el ecosistema
audiovisual local.
El cine latinoamericano no existe en Venezuela porque no hay espacio
para estas películas.
El costo de un filme de interés artístico y cultural ronda entre 5 mil y 15 mil dólares, a eso hay que sumarle el importe de las campañas de promoción. Para recuperar los costos de estas películas pequeñas se requieren unos 12 mil o 15 mil espectadores como mínimo y ello no se logra con la exhibición en las salas de Caracas solamente, sino sumando todo el país y permitiendo que todos los ciudadanos puedan disfrutar esta diversidad en la pantalla.
El costo de un filme de interés artístico y cultural ronda entre 5 mil y 15 mil dólares, a eso hay que sumarle el importe de las campañas de promoción. Para recuperar los costos de estas películas pequeñas se requieren unos 12 mil o 15 mil espectadores como mínimo y ello no se logra con la exhibición en las salas de Caracas solamente, sino sumando todo el país y permitiendo que todos los ciudadanos puedan disfrutar esta diversidad en la pantalla.
– Por esto, como
distribuidores independientes y alternativos le propusimos a Cines Unidos,
Cinex y demás exhibidores ‘la distribución progresiva y sostenida’, que estas
cintas de interés artístico y cultural estuvieran una semana en cada ciudad,
estrenando tres copias en Caracas y cada vez que se liberara una, mandarla a
recorrer las salas del interior del país. Lamentablemente no hubo el compromiso
de Cines Unidos y Cinex de mantener este acuerdo. El apoyo de las cadenas es
muy tibio, casi frío. Esto no le permite al público de muchas ciudades de
Venezuela el derecho a disfrutar una cartelera plural que permita la difusión
del buen cine diverso.
Cines Unidos, que concentra 65 % de las audienciasde los cines a nivel
nacional, le dedica en promedio a una película que venga del cine
independiente, con mucha suerte, cuatro semanas en todos los horarios (VIN
–Vespertina, Intermedia y Noche– 5, 7 y 9pm). Las proyecta en el circuito de
arte de Cines Unidos que tiene dispuesto para ello tres pantallas, la del
circuito Líder Cine de autor, de ahí pasa al Sambil de Valencia y luego se
exhibe en Barquisimeto en la sala Premium. Cinex, que concentra 32 % de la
audiencia, solo le da al cine alternativo dos semanas y más nada. O te mandan a
Siberia, a las salas más distantes y perdidas, como Concresa o Lagunita.
Rotundo es contundente cuando expresa que en el proceso de democratización de la pantalla planteado, no deben imperar discriminaciones ni se pretenden negar los aportes de Hollywood a la industria del cine mundial.
Rotundo es contundente cuando expresa que en el proceso de democratización de la pantalla planteado, no deben imperar discriminaciones ni se pretenden negar los aportes de Hollywood a la industria del cine mundial.
– Es importante reconocer las significativas creaciones artísticas y las
memorables películas originarias de EEUU. Tratamos de buscar un punto de
equilibrio que permita contribuir a la libre exhibición del cine de todo el
mundo. La exhibición independiente, alternativa y complementaria en Venezuela
es el eslabón más débil de la cadena de la industria. No se trata de ver
sectariamente el problema y negar una cinematografía por otra. La idea es ver
todo el cine universal, venga de donde venga, promovemos la libre circulación
del material fílmico.
Salto tecnológico
La distribución es el sector que sufrirá la mayor transformación con el
cambio tecnológico. Las bobinas de celuloide metidas en sus correspondientes
latas metálicas, que pesaban alrededor de treinta kilos cada película (cinco
latas promedio) y eran transportadas a cualquier lugar del mundo, será una
imagen más de nuestra memoria histórica. La tecnología digital permitirá la
transmisión, por cable o satélite, de una película, reducida a un liviano disco
duro en diferentes idiomas, desde un centro único a cualquier lugar del mundo.
No habrá ni barreras espaciales, ni idiomáticas, ni limitaciones de capacidad.
Podrá llegar a cualquier sala de exhibición, televisión, centro o lugar, que
disponga de un sistema de recepción y proyección o almacenaje de la señal.
El Proyecto centro de acción social para el buen cine. Retos y
oportunidades de la transición del cine analógico al digital, documento
elaborado por Bernardo Rotundo y Oscar Reyes Matute del Circuito Gran Cine, en
2013, muestra el panorama internacional de la digitalización de las salas de
cine el cual avanza vertiginosamente: Norteamérica 74,3 % (Canadá
2 mil 581 salas y USA 29 mil 137 salas);Suramérica 33 %(Brasil 666
salas)Europa 65,5 %(España mil 714 salas, Francia 4 mil 416 salas, Portugal 402
salas);Asia 69,3 % con una presencia importante del modelo alternativo
E-Cinema; Africa 29,9 %; Rusia y Europa Oriental 52,1 %.En la India se estima
que existen 10 mil pantallas digitales. En total, 60 % de las salas del mundo,
que representa cerca de 83 mil pantallas de cine, ya adoptaron el formato
digital.
Para que las salas den el salto tecnológico existen varias alternativas,
el D-Cinema y el E-Cinema-Full HD. El D-Cinema es un sistema de presentación de
alta calidad, servidor más proyector, que aplica las especificaciones
técnicas sobre formato de archivo, transmisión, almacenamiento temporal y
proyección del Digital Cinema Initiative DCI, que ha sido muy apoyado por las
productoras Walt Disney, Twenty Century Fox, Paramount,
Universal,
Sony y Warner Bros, para la proyección de películas
comerciales de gran presupuesto. Aunque hoy día es aplicado universalmente. La
película digital que el exhibidor recibiría del distribuidor es denominada
Paquete Completo Digital DCP para su proyección en salas. El DCP es el conjunto
de archivos comprimidos y cifrados que engloban la película digital y su
información asociada.
El E-CINEMA-Full HD, es una opción tecnológica aplicada en China e
India, parcialmente. La resolución del D-Cinema es de 2 mil 048 líneas,
mientras que el sistema alternativo, el E-CINEMA-Full HD,tiene una resolución
de mil 920 líneas. La diferencia son 128 líneas que no son perceptibles en
rango de calidad en la pantalla de un cine para un espectador normal. A
la hora de equipar una sala para las nuevas películas digitales, un sistema
E-Cinema con proyector Full HD más servidor podría costar entre 10 mil y 20 mil
dólares, mientras que el proyector D-Cinema y su estándar DCI costarían entre
35 mil y 100 mil dólares, dependiendo de la distancia que exista desde la
cabina de proyección hasta la pantalla de cada sala. La colorimetría del
D-Cinema es superior y las temperaturas del color tienen una gama más amplia.
Los precios del D-Cinema están bajando asombrosamente y será el modelo que
finalmente se imponga en el mundo.
Bernardo Rotundo, ha distribuido más de 150 películas comoTé con
Mussolini,Las Trillizas deBelleville (doblemente nominada al Oscar),Al Sur de
la Frontera, El discurso del Rey (ganadora del Oscar), Biutiful, París 36 (Me
enamoré en París), Las mujeres del 6to. piso. Sostiene que conviene
desarrollar una política que admita la conformación de redes de distribución y
exhibición independiente, alternativa y complementaria, sostenibles
económicamente y competitivas, impulsadas por pequeños y medianos empresarios
comprometidos con esta propuesta que apunta a una sola idea: lograr la difusión
de obras de interés artístico y cultural, el cine venezolano y el
latinoamericano. El cambio es posible, pero precisa una enorme inversión.
El documento Proyecto centro de acción social para el buen cine,
muestra el retroceso de la calidad de servicio y estructura que viven las salas
destinadas a la difusión de obras de interés artístico y cultural en todo el
país. La sala Margot Benacerraf de Unearte no se encuentra integrada dentro de
un plan global de la difusión del séptimo arte; la sala alternativa La
Previsoraestá acéfala de propuestas y en situación crítica; la sala Cinemateca
MBAtiene graves problemas de acceso y seguridad; la sala Celarg Cinematecatiene
sus horarios reducidos al mínimo; las salas del Centro Plaza Cinex están muy
mal mantenidas, presentan fallas de sonido y su programación se ha desdibujado.
Como buenas referencias tenemos a los cines Paseo, del Trasnocho
Cultural, que cuentan con óptima proyección y calidad, pero no están
digitalizados. Y Líder Autor de Cines Unidos, que es una sala de 42 butacas del
complejo Cines Unidos dedicada al cine de calidad autoral, hace una gran labor.
En otras regiones del interior del país no existen salas independientes,
alternativas y complementarias, aparte de la red de salas regionales de la
Cinemateca Nacional. La sala Patio Trigal de Valencia tiene problemas de
mantenimiento y organizacionales. Las salas Lía Bermúdez de Maracaibo y Charles
Chaplin de Barquisimeto proyectan a medio tiempo.
Los
fabricantes de las películas han anunciado que en el año 2013 no producirán más
en el formato 35mm. Bernardo Rotundo nos comenta que actualmente, acondicionar
una sala de cine digitalizada tiene un costo de 300 mil a 500 mil
dólares. También expone que el mundo cinematográfico venezolano puede soportar
50 % de nuevas salas de cine adicional a las existentes.
– El cambio tecnológico nos obliga a tomar acciones que permitan estimular
la libre circulación de las obras cinematográficas de distintas procedencias
del mundo para promover la democratización de la pantalla, elevar los niveles
de apreciación cinematográfica del espectador, además de incentivar,
desarrollar y proteger las salas de exhibición cinematográficas independientes,
alternativas y complementarias que consoliden la presentación de películas
venezolanas y latinoamericanas, tanto en los espacios tradicionales como en las
comunidades y sectores populares de Venezuela.
Marco jurídico
La Ley de Cinematografía Nacionalpublicada en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela, Nº 38.281 del 27 de Septiembre de
2005, establece: artículo 3: Los organismos del sector público nacional y
del sector privado deberán implementar políticas y acciones que coadyuven a la
consecución de los siguientes objetivos: 1. El desarrollo de la industria
cinematográfica nacional y de los creadores de obras cinematográficas; 2. La
libre circulación de obras cinematográficas; 3. La producción, distribución,
exhibición y difusión de obras cinematográficas nacionales; y 4. La
conservación y protección del patrimonio y la obra cinematográfica nacional y
extranjera como patrimonio cultural de la Humanidad.
También en el artículo 7, numeral 6 de la referida Ley, quedó
establecida la obligación de estimular la diversidad de la procedencia de las
obras cinematográficas extranjeras y de fomentar las de relevante calidad
artística y cultural.
De conformidad con el artículo 18 de la precitada Ley de Cinematografía
Nacional, los servicios y actividades de difusión cultural cinematográfica
fueron declarados de interés público y social. De hecho, en ella está previsto
que los recursos financieros del Fondo de Promoción y Financiamiento del Cine
(Fonprocine) se dirijan, entre otros, a financiar la distribución de obras
cinematográficas nacionales, latinas e iberoamericanas independientes y
cualquier obra de calidad de la cinematografía universal que contribuya al
desarrollo del principio de la diversidad cultural (artículo 40, literal b).
La Providencia administrativa mediante la cual se desarrolla el
programa de incentivos tanto para las salas alternativas como para las
independientes, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana
de Venezuela, fechada el 2 de septiembre de 2008, número 363.939, considera lo
siguiente: “…Es función del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC),
estimular, proteger y promover la producción, distribución, exhibición y
difusión de las obras cinematográficas, con especial atención en la exhibición
de películas de naturaleza o interés artístico y cultural… a fin de formar
ciudadanos de pensamiento crítico y sensibilizados hacia la actividad
cinematográfica…”
Como promotor beligerante de la difusión cultural cinematográfica en
Venezuela dentro y fuera del país, Bernardo Rotundo resalta que la reforma de
la Ley de Cine de 2005, aprobada por unanimidad de la Asamblea Nacional, ha
permitido que 90 % del Fondo de Promoción y Financiamiento del Cine se mantenga
con la participación del sector privado. Los exhibidores retienen 5 % del valor
del boleto que pagan los usuarios y eso se le manda al Centro Nacional del
Cine,vía Fonprocine (el Seniat del Cine), cosa que no ocurría con la Ley
del 93, que tenía peso en el ala ya que no permitía financiamiento y el
sector solo dependía de la renta petrolera.
– Del año 93 al 2005 el cine venezolano era casi inexistente. Estrenaba de
dos a tres películas por año. No había la frecuencia ni la continuidad que
estamos empezando a ver ahora. Hoy en día estamos estrenando de veinte a
treinta películas por año. Eso era impensable. El primer boceto de la Ley de
Cine se presentó en el año 1966. Tuvimos que esperar 49 años para que los
cineastas gozaran de una ley nacional que los apoyara con un sólido
financiamiento económico yles permitiera convertirse en una vitrina al mundo.
Para el Estado venezolano es estratégicamente prioritaria la
consolidación del cine venezolano y latinoamericano. Podemos decir que muchas
de las películas que exhibe Gran Cine son retiradas de cartelera con 80 % – 90
% de ocupación.
La viabilidad del cine venezolano, latinoamericano y el buen cine
universal independiente pasa por disponer de los cauces de distribución y
comercialización adecuados para recuperar las inversiones. Según Rotundo un 3 ó
5 % de la exhibiciónvenezolana disfruta del buen cine.
– ¿Qué propone Gran Cine para
salir de esta situación desigual?
– En el Proyecto centro de acción social para el buen cine. Retos y
oportunidades de la transición del cine analógico al digital,
proponemos un decreto presidencial con fuerza y rango o la reforma de la
ley de cineen aras de propiciar y apoyar la cultura cinematográfica en
Venezuela, el cine venezolano, latinoamericano y universal de calidad, mediante
la creación de una cuota de pantalla –además de la ya existente para el cine
venezolano– en salas de cine y televisión, para el cine considerado de
relevante factura artística y cultural.
Promover un equipo de profesionales destacados que surjan de las
siguientes organizaciones involucradas y comprometidas con el proyecto:
Circuito Gran Cine, CNAC, Amazonia Films y Cinemateca Nacional, para
coordinar la programación y estrategias cónsonas de promoción y
publicidad, a nivel nacional, de las obras nacionales, latinoamericanas y, en
general, películas consideradas de interés artístico y cultural, tal como lo
estipula la Ley de Cine y su proyecto de reglamento.
Crear una mesa de trabajo de distribución de películas venezolanas y
películas consideradas de interés artístico y cultural que impulsará la
programación de la cuota de pantalla en las salas de cine del país.
Proponemosimpulsar financiamientos crediticios para la consolidación de iniciativas
privadas pequeñas y medianas que estén interesadas en la distribución y
exhibición del cine de carácter cultural y alternativo. Iniciativas que deben
ser absolutamente independientes de las empresas de distribución local
representantes en Venezuela de los seis grandes estudios de Hollywood.
Solicitamos financiamiento para las distribuidoras independientes y
alternativas para costear los gastos originados por mínimo garantizado
(MG), copias digitales (discos duros), materiales de las películas, promoción y
publicidad. Y financiamiento para que los distribuidores independientes y
alternativos adquieran títulos cinematográficos y puedan acudir a los
festivales internacionales.
Activar políticas de estímulo previstas en la normativa legal
cinematográfica del país para los exhibidores de cine que suscriban el presente
proyecto ante los organismos del Estado para lograr las subvenciones,
exoneraciones y demás ayudas y beneficios orientados a impulsar a los
exhibidores del cine considerado de interés artístico y cultural, cine
venezolano y latinoamericano.
Que las salas participantes en la exhibición de obras cinematográficas
de naturaleza o interés artístico y cultural puedan optar al programa de
incentivos tanto para las salas alternativas y/o independientes. El CNAC podrá
otorgar a las salas alternativas e independientes –esta providencia
administrativa está aplicándose en la actualidad– que suscriban este plan, que
puedan percibir anualmente hasta 4 mil unidades tributarias, tal como
establecen las normas legales vigentes.
El tema de la reconversión tecnológica no puede ser un problema ajeno al
Gobierno nacional, al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, al CNAC y a
las organizaciones sociales que impulsan la cultura cinematográfica en
Venezuela.
Cuando una habla con Bernardo Rotundo, cualquier tema lo puede
extrapolar y condimentar con las imágenes de algún film que le parezca
pertinente. Desde 2005 ha promovido más de 2 mil exhibiciones de películas en
barrios, plazas y centros culturales del país. Con el Gran Cine Móvil Popular
experimenta el juego con el contexto. Parece disfrutar de la reflexión y la
complicidad informal que detona entre los que están sentados frente a la
pantalla. Apuesta por el olor a movida cultural.
En su cabeza rondan miles de personajes imaginarios que pudiesen
convertirse en difusores culturales cinematográficos. Conoceel poder que tiene
el cine desde sus orígenes para aletargar o potenciar las emociones y/o la
conciencia de sus audiencias. Rotundo ve en el cine un vehículo de crecimiento
espiritual y material para quienes quisieran adherirse al deseo de
plantar los mini cines populares. Ello permitiría expandir la
audiencia del séptimo arte de interés artístico y cultural de nuestro país.
“Van al cine los sectores A, B, C de nuestra sociedad. Al sector D, E se le
conquista y educa yendo a las comunidades”.
* (Reproducido de la revista SIC, 14 de mayo de 2014)
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