El P. Rafael Garrido,
Provincial de la Compañía de Jesús, en nombre de los jesuitas de Venezuela, se
dirige a la opinión pública para emitir el siguiente comunicado: Junto con la
inmensa mayoría de los venezolanos, nosotros religiosos de la Compañía de Jesús
en Venezuela estamos horrorizados con la realidad de miseria, persecución,
exilio y muerte que estamos viviendo. Ante Jesús crucificado y el pueblo
crucificado nos preguntamos ¿qué hemos hecho y hacemos por Venezuela y qué
debemos hacer para que los venezolanos cuanto antes superemos esta situación y
emprendamos el camino de vida para todos? Agradecemos a nuestros obispos que,
unidos a la Santa Sede, han levantado, con claridad y valentía,su voz de
venezolanos seguidores de Jesús y de pastores exigiendo un rápido y profundo
cambio de esta realidad de muerte causada por el empeño en imponer un proyecto
totalitario que ha fracasado en todas partes. El Papa Francisco y la Santa Sede
nos dicen “Mientras me uno al dolor de los familiares de las víctimas, para
quienes aseguro oraciones de sufragio, dirijo un apremiante llamamiento al
gobierno y a todos los componentes de la sociedad venezolana para que se evite
cualquier ulterior forma de violencia, sean respetados los derechos humanos y
se busquen soluciones negociadas a la grave crisis humanitaria, social,
política y económica que está agotando a la población”. Nuestros obispos
subrayan que no saldremos de la ruptura democrática mientras no sean respetadas
la Constitución y los derechos humanos, se mantenga anulada a la Asamblea
Nacional electa, sigan y se incrementen el número de presos, exiliados y
perseguidos políticos, y no se realicen elecciones libres para que el pueblo
soberano elija sus representantes en todos los niveles e instancias, como lo
exige la Constitución. La iglesia, interpretando el clamor del pueblo, exige la
inmediata apertura de la ayuda humanitaria internacional en medicinas y
alimentos y la pronta apertura a todas las iniciativas para la activación de una
economía productiva con libre iniciativa comprometida con el bien común y una
Fuerza Armada no partidista que respete y defienda la Constitución. Nosotros
los jesuitas en esta dramática hora nos sentimos llamados a acompañar a la
gente y a sacar lo mejor de lo que hemos recibido de Jesús de Nazaret y su
Iglesia: poner a los pobres de Venezuela en el centro de nuestras vidas y
trabajo y aportar el espíritu del Evangelio para discernir los caminos de vida
con el fin de lograr la necesaria reconciliación de todos los venezolanos. Sólo
el amor construye; el odio mata, divide y destruye. Pedimos a los venezolanos
de diversos sectores, mirar al rostro dolorido de quienes consideran estar más
lejos y en nombre de Jesús abrazarlos para juntos rescatar la democracia y la
pacífica construcción del bien común. No seremos capaces de producir la nueva
Venezuela unida, honesta y productiva mientras no estemos convencidos de que
los pobres deben estar en el centro de la nueva Venezuela democrática como
sujetos activos de la política y de la economía. El eje central de la Venezuela
productiva ha de ser la oportunidad de trabajo digno para todos en la
producción exitosa en nuestras fábricas, campos abandonados y centros de
servicios. Prolongar la actual dramática situación con jóvenes sin esperanza,
exiliados y perseguidos, resulta criminal. El tiempo urge y debemos buscar sin
demora la transición a una Venezuela reconciliada e inclusiva. Cada día que se
demora aumenta la muerte y la miseria, el éxodo y la desesperanza. Con gran
dolor, lamentamos el asesinato de jóvenes durante los últimos meses. La
Compañía de Jesús tiene una presencia educativa variada en universidades,
colegios, centros educativos populares de Fe y Alegría… Desde ahí queremos
levantar un grito de alarma y de esperanza: se está ahogando la buena educación
y con ello el futuro de los niños y jóvenes, tanto en la formación de personas
en sus competencias profesionales, como en su formación en valores cimentados
en el amor y la solidaridad. Faltan educadoras y educadores, se está matando su
tan necesaria vocación y se ahogan las instituciones educativas. Nada es más
urgente e imprescindible que la renovación de toda la educación con una amplia
invitación a que la sociedad entera sienta y desarrolle su responsabilidad
educativa, junto con su estado democrático. Necesitamos que florezcan múltiples
iniciativas apoyadas por el presupuesto público y por las empresas productivas
con colaboración activa de las familias en su mantenimiento y desarrollo
integral. Con una pobre educación para los pobres Venezuela no tiene futuro.
Lamentablemente la educación en todos los sectores y niveles vive en una gran
crisis. Los jesuitas trabajamos junto con decenas de miles de personas,
animados por la vida, vocación y trabajo “a mayor gloria de Dios”. Jesús nos
enseña que la mayor gloria de Dios es que vivan dignamente los hombres y
mujeres y que esa nueva vida no es posible construirla con el odio y la muerte.
Agradecemos su generoso trabajo en condiciones difíciles y con recursos económicos
precarios. En esta hora los venezolanos no claman por el cambio de la
Constitución, sino por su cumplimiento. Como muy bien han dicho los obispos,
ahora una Asamblea Constituyente es innecesaria y contraproducente: “Lo que
necesita y reclama el pueblo, en primer lugar, es comida, medicinas, seguridad,
paz y elecciones justas”. Nuestro seguimiento de Jesús en esta ahora trágica
nos llama a que el lema ignaciano "en todo amar y servir" se centre
en la pronta superación de esta agonía y en la renovación espiritual empeñada
en la reconciliación y encuentro como constructores de la nueva Venezuela de
esperanza y vida. Pedimos al Espíritu Santo que nos confirme en la construcción
de un país con posibilidad de vida digna para todos. P. Rafael Garrido, S.J. Provincial
de la Compañía de Jesús en Venezuela 05/06/2017
Reflexiones contemporáneas. Signos de los tiempos.Temas relacionados con la fe y la espiritualidad cristiana. Iglesia y sociedad.
martes, 6 de junio de 2017
lunes, 5 de junio de 2017
El ojo de la aguja: COMUNICADO DE LOS ESTUDIANTES A LA RESISTENCIA DE ...
El ojo de la aguja: COMUNICADO DE LOS ESTUDIANTES A LA RESISTENCIA DE ...: Luis Ugalde El régimen ha decidido matar su “mejor constitución del mundo”. Para no seguir violándola, decide librarse de ella asesi...
domingo, 4 de junio de 2017
COMUNICADO DE LOS ESTUDIANTES A LA RESISTENCIA DE VENEZUELA
Luis Ugalde
El régimen ha decidido matar su “mejor constitución del mundo”. Para no seguir violándola, decide librarse de
ella asesinándola. Mejor matarla y hacer otra sumisa y dictatorial. Con ese
propósito Maduro -usurpando un poder que no tiene- convocó a una Asamblea
Nacional Constituyente. Maduro es
usurpador porque él no es el pueblo y sólo “el pueblo de Venezuela es el
depositario del poder constituyente originario” y sólo éste “puede convocar a
una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado,
crear un nuevo ordenamiento jurídico y una nueva Constitución” (art. 347). Cuando
Venezuela clama indignada por el brutal empobrecimiento por falta de comida y
medicinas, alto costo de la vida, inseguridad, persecución y exilio, es una
burla cruel agravar estos problemas y decir que se necesita una nueva constitución
para resolverlos. El régimen la quiere para impedir elecciones con voto libre,
universal y secreto del pueblo entero para
acallar del todo su grito y eliminar “los poderes constituidos” no serviles.
En el fascismo y en el comunismo el Jefe es el soberano, que se
autoproclama como la suprema encarnación del pueblo. Maduro no es el pueblo, como
no lo eran Hitler y Stalin, pero el pueblo – afirman esos dictadores- se
encuentra con su verdadera esencia al identificarse con el Caudillo.
Todo el poder para los soviets, dijeron los bolcheviques a partir de
1917; todo el poder para los consejos de obreros, campesinos, soldados… Poder
popular ascendente desde la base hasta la cúspide de la Unión Soviética. En la realidad
-fuera de los primeros momentos revolucionarios – todo el poder fue para el
Jefe de Estado, llámese Stalin, Mao o Castro. El Partido único comunista manda
en el país, en el partido manda su Comité Central y en éste su Secretario General.
El partido, la burocracia, los
cargos y los soviets o consejos, todos deben convertirse en “correas de
transmisión” de las órdenes de arriba. La Constitución, como instrumento dócil
del poder dictatorial, consagra esa realidad, con líder único, omnipotente y
permanente. Castro en Cuba, era jefe vitalicio del partido, del gobierno y del
estado. Sociedad totalitaria donde el Estado-gobierno-partido es el único
empresario, el único educador, el único comunicador… Todos los demás son buenos
si adoran a ese ídolo y comulgan de ese sacramento; malos y enemigos sin
derechos, si disienten.
El año 2007 el pueblo de Venezuela logró derrotar con votos la imposición
de la constitución cubanoide y el Jefe
se vio obligado a reconocer la derrota. En diciembre de 2015 con la estrepitosa
derrota en las elecciones para la Asamblea Nacional, el régimen comprendió que nunca
más podría ganar elecciones con voto libre, secreto y universal. Su legitimidad
estaba perdida a causa de la evidente ruina, ineptitud y corrupción; el 80% de
los venezolanos está convencido de que con este régimen y modelo llegó la
muerte de toda esperanza.
Conclusión: hay que anular la AN, evitar las
elecciones democráticas y aplicar la tenaza jurídico-militar que legisle y
reprima al gusto y necesidad del Ejecutivo. Pero ¿qué hacer con la constitución
democrática de 1999 que sigue molestando? Hay que acabarla con una nueva “constituyente
originaria” (que puede barrer con todo lo “constituido”) Pero, como el pueblo
pide a gritos la aplicación de los principios e ideales humanitarios de esa
constitución y no su eliminación, no queda más alternativa: que Maduro usurpe
el derecho de convocarla y elabore las “bases comiciales” en laboratorios
gubernamentales. El CNE esperaba de rodillas para aplicar de inmediato fórmulas
mágicas para que una minoría sumisa
de menos de 20% se imponga a la mayoría. Recordemos que en los países comunistas
el gobierno siempre ganaba sus peculiares elecciones con una votación entre 93
y 97 por ciento. Por eso el madurismo ha decidido cambiar las reglas del juego y pasar a jugar
con otro tablero hecho a su imagen y control. No más elecciones con voto
universal y secreto, sino voto sectorial parcial que permita a la minoría
decidir como si fuera mayoría.
Los venezolanos queremos comida, trabajo, ingresos suficientes, medicinas
y salud, seguridad, paz, libertad… No una nueva constitución, sino el
cumplimento de la que tenemos. Pero esta dictadura necesita nueva constitución,
por eso ha decidido asesinar a la Bolivariana y el CNE vergonzosamente se
apresura a hacer los mandados del Ejecutivo. La sociedad venezolana, los
demócratas todos (chavistas o no) estamos obligados a impedir este crimen con
preaviso. Como dice el artículo 333 todo
ciudadano “tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva
vigencia” y el pueblo de Venezuela
“desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los
valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”.
Al convocar la Constituyente el régimen dictatorial
anuncia su decidida voluntad de matar la
constitución que viene violando sistemáticamente, y el pueblo demócrata
de Venezuela está obligado a “desconocer
cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores,
principios y garantías democráticos o menoscabe
los derechos humanos” (art. 350).
Caracas, 5 de junio de 2017.