Atrapa a los mosquitos con tu trampa casera.
Te recomendamos esta útil trampa para que tú y tu familia no sean acosados por estos insectos que en ocasiones, no solamente son molestos, sino que también podrían ser portadores de enfermedades como el dengue y el chikungunya.
¿Qué necesitas?
- Una botella de plástico de 1 litro y medio
- 200 mililitros de agua
- 50 gramos de azúcar
- Un sobre de levadura para hacer pan
- Una hoja o cartulina negra
- Cinta adhesiva
- Un recipiente para estufa
Procedimiento
1.- Debes cortar la botella por la parte superior, dejando separada la parte en forma de embudo. No la tires porque más adelante la vamos a necesitar.
2.- Debes vertir el agua en el recipiente y agregar el azúcar. Pon a hervir la mezcla en tu estufa.
3.- Cuando el agua con azúcar comience a hervir, agrega el sobre de levadura para pan; revuélvelo, apaga tu estufa y espera a que la mezcla se enfríe.
4.- Cuando la mezcla esté fría, viértela en la botella cortada de plástico.
5.- La parte superior que cortaste en forma de embudo, deberás colocarla al interior de la botella con la punta hacia abajo. No olvides quitarle la tapa.
6.- Con la hoja o cartulina negra, deberás cubrir toda la botella, sin taparla por la parte superior.
7.- Tu trampa para mosquitos ha sido creada. Colócala en alguna esquina y verás como día a día más insectos quedan atrapados en este cilindro. Por limpieza, deberás renovar tu trampa/botella cuando veas demasiados mosquitos atrapados.
La combinación de la levadura con el azúcar emite dióxido de carbono (CO2), sustancia que atrae a los mosquitos. Al intentar averiguar de dónde proviene el CO2, los insectos quedan atrapados y ahogados en tu trampa.
Muy ingeniosa trampa, no todo fácil de elaborar. Mi problema es que no tengo azúcar y no compro levadura porque no consigo harina.
ResponderBorrarSi usted tiene tantos mosquitos, por favor acaben con los criaderos, revisen los materos, si vive como yo en el municipio Chacao, donde tenemos un racionamiento de agua de más de seis meses y tiene llena la casa con cuento perol y olla se encuentra, por favor tápelos, si es posible renueve cada tres días el contenido. Ahora sabemos para que sirve tener tantas ollas, la mondonguera es la salvación, también le puedo garantizar que puede aprender a cocinar con un sartén y una cacerola mediana la dieta de toda la familia, ya que es impensable vaciar el contenido de alguna olla. Mi imaginación vuela y creo que usted no puede controlar los mosquitos porque aun filtra el agua en un tinajero, vive en una casona aledaña al centro de caracas, de esas con patio interior, donde tiene espacio para los burros y los caballos, usa el humo de leña o de bosta de vaca para ahuyentarlos, será que nos trasladamos al pasado, a la era preindustrial, para que se enganchen los comunistoides usaremos la expresión de Marx, sociedad precapitalista.
Hice mi rural en Amazonas, responsablemente tomé Cloroquina semanalmente durante un año y salí de ahí sin Paludismo, en realidad en esa parte del país no se puede luchar contra la naturaleza. Mi padre nació en Altagracia de Orituco en 1919, no se salvó del paludismo, los cuentos que echaba era como si narrara “Casas Muertas”, pero estamos hablando de la Venezuela rural del Benemérito Juan Vicente Gómez. Mi padre terminó con sus nueve años de reinfecciones de malaria cuando se trasladó a Caracas, ahora en nuestra gran urbe no podemos defendernos ni escaparnos del mosquito, ni de las enfermedades que trasmite.
Es posible que una muy moderna plaquita repelente, de las que ahora no se consiguen, solo nos haga dormir más tranquilos, así como lo era quemar bosta de vaca en la Venezuela rural. Lo que no me gusta de esta trampa casera para mosquitos, aunque utilicemos una muy moderna, imperialista y contaminante botella plástica de CocaCola, es que me hace sentir en la era preindustrial, que vamos en retroceso, aplaudo el ingenio del ser humano por resolver con lo que tenga, pero cuando existen insecticidas, que junto con otras estrategias acabaron con el paludismo en nuestro país, cuando otros hablan del control genético del vector, de vacunas y nosotros de trampas con azúcar y levadura, es como si me comunicara con mi ahijado que está estudiando en Alemania por medio de telegramas o correo aéreo y no por WhatsApp o Skype. Me gusta el desarrollo perfectible, no me gusta la involución, la regresión a la Venezuela del antiguo o de un nuevo Benemérito.
Agustín Ascanio