MARÍA YANES
El derecho a la salud es un derecho humano fundamental y como tal debe ser garantizado a todos los ciudadanos venezolanos sin excepción en cualquier área geográfica del país. La crisis de salud obviamente no se centra en la capital y debemos tener en cuenta que en las regiones más apartadas también existen condiciones precarias y alarmantes en relación a salud y bienestar desde el punto de vista social. Santa Elena de Uairén es una región de Venezuela fronteriza con Brasil, ubicada en el Estado Bolívar, capital del municipio La Gran Sabana, zona de gran interés turístico para nacionales y extranjeros, pues posee exuberantes bellezas naturales. Actualmente tiene una población aproximada de 35.000 habitantes.
Las comunidades
indígenas se encuentran aisladas y desamparadas, como la denominada “Arapichi”
a la que solo se accede por lancha, en donde predomina el paludismo, las
diarreas y la desnutrición. Un dato importante es la incidencia de mordeduras
de serpientes: en al año 2014 se reportaron 75 casos, de los cuales 50% fueron
niños y adolescentes, 90 % de las víctimas provienen de las comunidades
indígenas, y 5% son mineros. Lo más grave de esta situación es que no se dispone de suero antiofídico y se
ha reportado el fallecimiento de indígenas que por su aislamiento y dificultad
de acceso no han podido recibir a tiempo el tratamiento correspondiente.
El paciente víctima de estas mordeduras tiene que ser trasladado a Boa Vista o al hospital de Pacaraima, también ubicado en Brasil, el más cercano. Debo destacar el gran apoyo de esta nación vecina para la atención de los pacientes que llegan de esta región de Venezuela, pues todos son recibidos. Adicionalmente a lo referido, se suman las condiciones de insalubridad por la escasez de agua potable y fallas en la recolección de basura.
El derecho a la salud es un derecho humano fundamental y como tal debe ser garantizado a todos los ciudadanos venezolanos sin excepción en cualquier área geográfica del país. La crisis de salud obviamente no se centra en la capital y debemos tener en cuenta que en las regiones más apartadas también existen condiciones precarias y alarmantes en relación a salud y bienestar desde el punto de vista social. Santa Elena de Uairén es una región de Venezuela fronteriza con Brasil, ubicada en el Estado Bolívar, capital del municipio La Gran Sabana, zona de gran interés turístico para nacionales y extranjeros, pues posee exuberantes bellezas naturales. Actualmente tiene una población aproximada de 35.000 habitantes.
En relación a la
atención en salud solo dispone de un hospital, un Centro de Atención Integral (CDI)
en el cual trabajan en su mayoría médicos cubanos, y cuenta además con unos 20
ambulatorios rurales. Un dato importante es que en esas regiones habitan unas
196 comunidades indígenas, algunas solo tienen acceso por vía fluvial y aérea. La
mayor autoridad del Estado Bolívar manifiesta que las condiciones de atención
en salud son “muy buenas” en esa zona, no obstante, lo que expresan algunos
habitantes y que trabajan inclusive en los centros de atención médica es
totalmente lo contrario. Por información que obtuve de algunos, señalan que es
una de las regiones más aisladas y desatendidas. El único hospital que existe es
el Rosario Vera Zurita, inaugurado en 1984 para una población de 4.000
habitantes, por lo que es un centro hospitalario de apenas 50 camas, con
disminución de sus camas operativas y con condiciones precarias en la atención,
escasez de insumos y medicamentos.
Lo más grave en este
sentido, es que prácticamente no hay médicos especialistas. Hay un solo
quirófano pero sin cirujanos. Los únicos médicos especialistas que hay son: un
médico internista, un médico geriatra, tres anestesiólogos y dos pediatras, convirtiéndolo
en un hospital de traslados. Cuando hay casos que ameritan, por ejemplo,
atención desde el punto de vista quirúrgico, son referidos al Hospital Gerao de
Boa Vista, Brasil, que queda a dos horas de distancia. De paso, con una sola
ambulancia que tiene el hospital se realizan aproximadamente 4 traslados diarios,
no sólo de pacientes quirúrgicos sino también con otras patologías que no
pueden ser resueltas en este centro. Se recibe apoyo con una ambulancia de la Gobernación
a través de un número de emergencia pero consideran que no es suficiente, pero
este centro hospitalario recibe un presupuesto mensual de apenas 200.000 bolívares.
El paciente víctima de estas mordeduras tiene que ser trasladado a Boa Vista o al hospital de Pacaraima, también ubicado en Brasil, el más cercano. Debo destacar el gran apoyo de esta nación vecina para la atención de los pacientes que llegan de esta región de Venezuela, pues todos son recibidos. Adicionalmente a lo referido, se suman las condiciones de insalubridad por la escasez de agua potable y fallas en la recolección de basura.
Sin embargo, vale
señalar que la población de Santa Elena de Uairen es admirable. Me dicen que el
pueblo organiza pequeños eventos con la finalidad de conseguir recursos, a fin
de contribuir con la compra de repuestos para la única ambulancia que tiene el
hospital, para colaborar con algo comida para el mismo e inclusive para el único
CDI que hay en la zona. Con todos los ingresos provenientes de la pasada
bonanza petrolera en los últimos 15 años, el Estado venezolano fue incapaz de
administrar y distribuir los mismos para fortalecer el sistema de salud aún en
las poblaciones más apartadas del país; es difícil pensar que en los actuales
momentos se intente solventar una deficiencia de índole estructural. Desde hace
tiempo los habitantes de Santa Elena claman para que se construya otro hospital
que sea acorde con la demanda y crecimiento poblacional de este territorio. No
podemos desviar nuestra atención de estas regiones en Venezuela desatendidas y
aisladas, hay que ofrecer la protección y seguridad a nuestras comunidades
indígenas. La salud es un derecho que debe garantizarse hasta en los rincones
más distantes; no me cansaré de repetir que es una obligación del Estado.